PREGÓN FERIA DE ARENAS 2010

Amigos de Arenas, vecinos de otras localidades, mayordomos, autoridades, señora Alcaldesa:

PRETEL1 Es una satisfacción para mi, que el pueblo de Arenas me haya otorgado el honor de ser el pregonero de la feria del 2010.  Ser el pregonero de la alegría y la ilusión, y, es que eso, es la feria, tres días donde todos hacemos un ejercicio colectivo de empequeñecer lo que nos separa y engrandecer lo que nos une. Tres días donde invitamos a la magia a que corra por nuestras calles…

¡Mirad a vuestro alrededor!, no veis ya a las chicas más guapas y a los chicos más altos, ¡La magia ya ha comenzado!.

Cuando me llamó el concejal de fiestas Jorge García, para hacer el pregón, empecé a pensar en la feria, y, con cierta sorpresa, me di cuenta, que la feria de Arenas, siempre ha estado presente en mi vida; tengo que reconocer que con ciertos claro-oscuros, pero siempre presente.

La primera vez que oí hablar de la feria de Arenas, tendría 5 o 6 años. Mi padre contaba con una sonrisa especial, que en una feria del pueblo, se armó una “polvareda” con gentes de Vélez; y él y sus amigos, terminaron arrestados en el cuartelillo de la Guardia Civil por el “Teniente Castillo”; Sin duda mis primeras noticias de la feria, fueron un poco desconcertantes, pero eso, solo fue el principio. La feria me guardaba más cosas.

En los años siguientes, yo siempre me enteraba del “estado de la feria” por una épica llamada telefónica que hacía mi padre desde Madrid por estas fechas a través de Sofía la telefonista. Después de un largo, te oigo y no te oigo que se ponga, mi hermana, mi primo y no sé quien más, mi padre informaba a mi madre y cuando terminaba, yo le preguntaba ¿que papa, este año ha habido “polvareda”? –No hijo, este año todo tranquilo.

Enseguida que llegué a Arenas, aprendí rápidamente que en el pueblo había cosas que se hacían antes de la feria y otras después; desde entonces, a mi siempre me preocupaba un poco que se acabara la feria, porque mi abuelo Antonio decía: “Después de la feria a coger almendras”.

Pasó el tiempo, ya era un mozalbete, por fin mis padres, me dejaron pasar una feria yo solo, en casa de mis tíos. Yo estaba emocionado, era la primera vez que podía sacar a una chica a bailar; Mis primas Rosa Mari y Basilia me animaban y mi primo me iba a acompañar a la aventura. Antes de salir de la casa, mi tía Amanda que siempre me cuidaba mucho, preparó dos vasitos de vino dulce con una yema de huevo dentro y me dijo: “Toma hijo, esto son vitaminas de Arenas”. No sé el efecto que le hizo a mi primo Paco, pero cuando yo salí hacia el ferial, medía dos centímetros más.

Llegamos a la pista de baile, yo me encomendé a Sta. Catalina Mártir y San Sebastián para que me dieran valor para sacar a una chica a bailar. ¡Dos veces me concedieron ese valor! Yo estaba muy contento, eso sí, se me olvido pedirles, que las chicas dijeran que sí, porque las dos me dieron calabazas. Un olvido imperdonable.

Por fin llegué a Arenas, de practicante, y claro, me nombraron mayordomo; ahí iba yo, capitaneados por Juan Isidro “El de Pepe Juanete”, pidiendo dinero calle por calle para la feria. Aquel año, queríamos hacer algo sonado y creo que lo conseguimos. Contratamos a la figura nacional del momento, el “Tijeritas”. La plaza como diría el “Dúo sacapuntas”; que por cierto, actuaron aquí, estaba “abarrotá”. Bueno pues el “tijeritas” no se presentó. Se armó tal escándalo que tuvo que venir hasta la guardia civil. No terminé arrestado como mi padre de milagro. Cuando yo vi a Juan Isidro, le dije con cara de asustado: “Juan, joder macho que movida”. A Juan Isidro también se le debió quedar clavado en la memoria esa noche, porque después de veinte años, cada vez que me ve me dice: “Hola Antonio, ¡Joder macho que movida!

Más adelante el Alcalde “Paco Saltos”, me nombró concejal de fiestas y ese año me tocó organizar la feria con los mayordomos; los chicos querían marcha, mucha marcha; y se contrató a un grupo de rock duro, pero duro, duro. Empezó la actuación, los equipos de sonido tenían tanta fuerza y tanta potencia, que la música te aplastaba el pecho; los jóvenes estaban entusiasmados. A la segunda canción, me avisan de que el padre del electricista “Martín Santamaría” me estaba buscando urgentemente. Estaba en la casilla de la luz; voy para allá y cuando llego al transformador, le veo blanco, sudoroso, con un abanico en una mano y con un ventilador en la otra. Me da el ventilador y me dice: “Aguanta Antonio, aguanta Antonio, que esto revienta”.

Toda la actuación sujetando el ventilador para que aquello se enfriara. Cuando terminó el espectáculo y salí de allí, alguien se abrazó a mí y me dijo:  ¡Tronco, que fuerte, que grupo más guay!. Como veis, la feria y yo hemos tenido nuestras cosillas, pero también ha habido momentos muy emocionantes.

En otra feria cuando ya era alcalde, los chicos querían traer a Juanito Valderrama. A mí, siempre me impresionó el amor que tenía Arenas hacia sus emigrantes. Pero aquel año los mayordomos querían poner la guinda; así que, llamamos a su representante y nos dice: – Juanito (como le llamaba él), está muy cascao y a lo mejor no aguanta. En aquel momento alguien de la comisión de fiestas dijo: – Si tiene fuerza para cantar “El emigrante” le pagamos. Pues vino, aguantó, cantó dos veces el emigrante y le pagamos. Siempre recuerdo esta historia con mucha emoción y cariño.

Y llegamos al día de hoy, donde la feria me guardaba un regalo. Ser su pregonero. Un honor supongo por los méritos contraídos como ayudante de electricista de feria. He intentado con este Pregón corto y sencillo que empiece la feria con ilusión y sobre todo con una sonrisa. Espero que a la feria le haya gustado y ahora como buen pregonero solo me queda decir alto y claro:

¡LA FERIA ES PARA DIVERTIRSE!

¡VIVA LA FERIA DE ARENAS!

José Antonio Ruiz Pretel

06-Agosto-2010